El pasado sábado, los miembros de nuestro Club de Montaña, disfrutamos de una emocionante excursión a El Bolao. En esta ocasión se trataba de entender mejor la vida animal a través de sus bocas, dientes y babas.
Comenzamos la jornada explorando para qué sirve la boca, descubriendo que es esencial, no solo para comer, sino también para saborear, comunicarse, cazar, golpear,… Analizamos las partes de la boca, destacando que la lengua es el músculo más fuerte del cuerpo, un dato que sorprendió a muchos de los montañeros y montañeras.
Durante el recorrido, descubrimos distintos signos que dejan los animales como mordidas en las hojas y marcas en los troncos, entendiendo así las relaciones entre los animales y su entorno.
En una parada, sacamos nuestros prismáticos y dimos con un nido de un pico picapinos (pájaro carpintero). ¿Sabías que pueden dar hasta 20 picotazos por segundo y hasta 12.000 veces al día? Esto se debe a que tienen un hueso en la parte trasera de su pico y también delante de su cerebro. Además, su larga lengua no solo les sirve para extraer los insectos de los huecos de los troncos, sino también para amortiguar los golpes de los picotazos.
Más adelante, en un refugio hallamos cáscaras de caracol rotas. Los niños, como buenos investigadores, pusieron en práctica sus habilidades de observación y deducción. Concluyeron que habían sido golpeadas contra una piedra por un zorzal y se había comido las babosas.
En uno de los talleres de la tarde, diferenciamos los tipos de mandíbulas según la alimentación. Esta actividad nos ayudó a entender cómo la forma de la boca y los dientes está relacionada con la dieta de cada animal. Aquí también descubrimos que las serpientes tienen la capacidad de desmontar su mandíbula para tragarse presas enteras. ¡La naturaleza nunca deja de sorprendernos!
También aprendimos sobre los picos de las aves y sus funciones específicas: la caza y la pesca. En este taller pusimos en práctica nuestros conocimientos, dando de comer a polluelos larvas de moscas, gusanos y crías de cangrejos, siendo estos últimos alimentos de mayor nutrición.
No podíamos dejar de mencionar el taller de ranas. Con sus largas y pegajosas lenguas, cazamos mosquitos, moscas y hormigas. ¡Qué divertido!
La excursión fue una experiencia enriquecedora que combinó aprendizaje y diversión al aire libre. Los niños regresaron con nuevos conocimientos y una mayor apreciación por la naturaleza y sus habitantes.
¡Agradecemos a todos su participación! Si quieres explorar con nosotros futuras aventuras, te esperamos en el Club de Montaña.
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