Salida del Club de Montaña: ¡Madrid si tenía playa!

En esta ocasión la jornada se realizó en los cortados yesíferos de Rivas Vaciamadrid, un entorno diferente al que estamos acostumbrados. ¡Íbamos con la mente abierta para nuevos conocimientos!

Hace millones de años, el Sureste de la Comunidad de Madrid estaba totalmente cubierto por mar y fue en ese momento cuando los cortados de yeso se empezaron a formar. Actualmente, es un ecosistema esencial para muchas especies.

Los conejos construyen sus madrigueras a los pies de los cortados (sus heces lo confirmaban), los búhos reales y los halcones peregrinos se refugian en las cuevas/agujeros que se han formado en ellos y los milanos reales y las golondrinas anidan en lo alto.

El esparto también nace en zonas ricas en yeso. Supimos que se recolectaba con el propósito de hacer alpargatas y cestos para recoger aceitunas.

Nuestra ruta continuó en la Laguna del Campillo donde tuvimos la oportunidad de conocer aves y flora acuáticas.

La laguna es artificial ya que extraían arena para la construcción. Poco después surgió el agua de aguas subterráneas y de la lluvia.

Las gaviotas sombrías y los patos cuchara del Norte de España e incluso de Europa, emigran aquí. Tuvimos la suerte de ver muchas de cerca, ¡incluso una garza real emprendiendo el vuelo! Las fochas se acercaron mientras estuvimos concienzudamente en silencio escuchando el sonido de las aves.

En los alrededores de la laguna fuimos exploradores y con la ayuda de dibujos cotejamos la diversidad floral. Dimos con los juncos churreros (su nombre se debe a que ataban los churros con ellos), el zumillo, el álamo blanco, el taray, el regaliz, el carrizo (sirven de refugio para los patos) y la espadaña.

Encontramos también muchos pepinillos del diablo, una planta muy curiosa. Tras la floración, dan unos bulbos con forma de pepinillo y cuando los tocas en su momento de maduración, explotan esparciendo sus semillas. ¡Menudo show!

En uno de los talleres, tras la comida, aprendimos de minerales. Gracias a la lupa cuentahilos pudimos observar los cristales del yeso, calcitas y otros minerales. Sin duda, el espato de Islandia fue la calcita que causó más expectación dado que al ponerlo sobre un dibujo se veía dos veces (doble refracción).

Hasta el año que viene, en enero, no tendremos la próxima salida. Está previsto pasar un día en la nieve donde se ven muchas huellas y descubriremos grandes tesoros de la naturaleza escondida. ¿Quieres acompañarnos? ¡Te esperamos!

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