«Todos somos iguales en derechos pero todos somos diferentes en proyectos, habilidades e intereses.
Hablar de atención individualizada se ha convertido en algo banal, repetido hasta la saciedad.
Nosotros queremos hechos. Hechos que demuestren que la atención individualizada no se queda en una palabra de marketing.
Por eso hemos elegido crear una escuela inclusiva, porque queremos pasar de las palabras a los hechos.
Una escuela capaz de ajustarse a una diferencia como la sordera es capaz de ajustarse a todas esas diferencias que hacen que nuestros alumnos, vuestros hijos, sean únicos.
Estos son hechos.
Son hechos que entonces dan un sentido real a conceptos más metodológicos y técnicos como:
* Aprovechar las inteligencias múltiples
* Buscar modelos activos de aprendizaje y potenciar la creatividad
* Fomentar el aprendizaje cooperativo y solidario
* Buscar y reforzar las habilidades de cada uno
* Buscar la excelencia individual que no es una excelencia de ser mejor que otro sino ser lo mejor que uno quiera ser
* Como la tecnología ayuda a reducir muchas diferencias sensoriales o físicas, la tecnología debe servir a igualar las oportunidades, a poner el conocimiento al alcance de todos
* Hacer una escuela abierta al mundo con posibilidad de participar en proyectos que complementan y amplían el contenido curricular y que abarcan temas relacionados con los deportes, la ciencia, el arte, la música, las acciones sociales y el cuidado del medioambiente.
Si somos capaces, familias y educadores, de convertir juntos estas propuestas en hechos, conseguiremos el resultado que más deseamos todos y todas: una educación en valores.
Los valores no son objetivos teóricos y abstractos: son consecuencias de una acción, son las consecuencias de hechos, de modelos de vida que queremos transmitir con el ejemplo a nuestros hijos y alumnos.